martes, 18 de agosto de 2009

Es Más



Y ya que hemos llegado hasta aquí
no voy a oponer resistencia,
pues no quiero que te vayas
sin un premio de consuelo
o un recuerdo al que aferrarte
cuando suba la marea de la soledad.

Para que veas que no miento,
te permito usar mis manos,
te sugiero que las guíes con las tuyas,
a tu paso, a tu manera.
Llévalas donde haga falta,
imagina que te acarician
y que tienen interés en recorrer tu cuerpo.

Mis besos, te los alquilo,
has de saber que son ajenos
y que mientras no sean reclamados
puedes guardarlos en tu boca
para que no mueran en la mía,
pero no busques aprendértelos
porque son irrepetibles,
ni trates de adivinar su sabor,
porque la apatía no sabe a nada.

Para ocasiones como ésta
tengo a la mano algunas palabras útiles,
que aunque gastadas a fuerza de repetición,
todavía conservan su dulzura original
y que puede que funcionen
si se alojan en tu oído.
Tengo también disponibles
un par de sentimientos que no uso
y que pueden servir de algo en este momento.
Por ejemplo, no sé qué opinas:
¿Te parece bien que desempolve mi ternura?

Si quieres, puedes tenderte de aquel lado de la cama,
aunque también es ajeno.
No sé si te has dado cuenta,
pero lo conservo intacto,
por si el amor me visita.
Pero en lo que llega el día, te lo presto
con cuidado de no marcar tu silueta
ni de dejar colgados en él tus sueños,
porque cuando amanezca te los devolveré,
que aquí hace tiempo que no se sueña
y no me gusta guardar cosas que no necesito.

No te sientas mal,
pero es que este no soy yo,
por eso no importa si tomas el resto de este cuerpo.
Eso sí, si tus caricias no logran despertarlo
no te lo tomes de manera personal;
es que yo ya me he ido,
es que hace tiempo que no estoy.

Si es tan importante para ti
mostraré mi mejor cara,
fingiré estar interesado,
y ya que me lo pides, me voy a sonreir.
Fíjate bien que no he dicho que "te voy a sonreir",
pero te prestaré mi sonrisa
y así tal vez surja la tuya.

Después de todo,
no puede ser tan malo,
puede que hasta me acostumbre a ti,
puede que hasta sea real.

Es más, te voy a querer.

lunes, 10 de agosto de 2009

Despedida

Mis manos aún son traviesas, guardan miles de caricias,
quieren explorar tus manos, quieren jugar con la brisa,
en cambio mira las tuyas, se cierran sobre sí mismas,
no tienen nada que darme, están inertes y frías.

Mis ojos nunca se cierran en su elocuencia infinita
absorben toda belleza, y al verte es cuando más brillan
y no son como los tuyos, que no miran, no me miran,
solo miran hacia adentro, y al resto del mundo evitan.

Mi piel es calor y vida, es un lienzo en el que un día,
dibujaste con tus dedos, con sutileza y sin prisa,
el mapa que hacia el futuro feliz nos conduciría,
pero eso fue en otro tiempo, cuando tu piel no era fría,
cuando era una piel bronceada, no esta membrana ceniza.

Mi boca recita y canta, del aire besos fabrica,
se llena de carcajadas, sabe cantarle a la vida,
y aún se acuerda de tus labios, de cuando ellos sonreían,
de tus gemidos ahogados, del néctar de tu saliva,
y esa boca ya no existe, esa boca que era mía,
ahora solo queda un rictus, una mueca deslucida.

Mi memoria está repleta de imágenes tan bonitas:
todas las cosas pasadas, todas las cosas vividas,
y a diferencia del tuyo, mi corazón aún palpita
y no lo ha contaminado tu indiferencia maldita,
en cambio tú no recuerdas, en el mundo en el que habitas
sabe Dios qué cosas piensas, si es que piensas o dormitas.

No me diste explicaciones, no quisiste despedida
y aquí estoy delante tuyo con mi dignidad vencida.
Aunque estés tan elegante, en tu sobriedad tranquila
de tu encierro satinado te suplico, sal, mi vida.
No me importa que me ignores, tampoco tu alexitimia,
ni este olor a crisantemos que me cansa y que me asfixia.
Vuelve a mirarme, te ruego, como en una letanía,
"Thalita Kumi" susurro, "Thalita Kumi", alma mía.